sábado, 25 de octubre de 2014

El amor llega en la adolescencia!!

La adolescencia y el amor ... van de la mano ? ...

No se trata solo de que estiren unos centímetros: el cambio en la pubertad es tan espectacular que el resultado es una persona distinta a la que hay que aprender a tratar y enseñarla a funcionar. La herencia genética, la nutrición, el clima, además de la variable sexo, condicionan la aparición de los caracteres sexuales secundarios.
Además de los ajustes a la nueva imagen corporal, los adolescentes comienzan a experimentar deseos sexuales en una intensidad que depende de su grado de maduración. Pero antes o después, el despertar sexual llega, y las nuevas emociones y los impulsos para expresarlo, también.

Mentes inmaduras en cuerpos desarrollados

La edad de iniciarse en la actividad sexual ha descendido en nuestro país, pero parece que el resultado de tales experiencias no ha sufrido muchas variaciones, y en numerosas ocasiones nos encontramos con unos cuerpos desarrollados para la actividad sexual, con unas mentes no tan preparadas para ello.
La confusión entre los sentimientos experimentados, unida a la mentalidad reinante de iniciarse precozmente y cuanto antes mejor, conduce a no dar la importancia que se merece al primer amor, tan decisivo para nuestra futura vida afectiva. Cuando caen en el enamoramiento, algunos adolescentes lo hacen sin cesar. Cambian continuamente su foco de interés, se enamoran cada poco de una persona distinta, lo que es propio de los jóvenes más inseguros y vulnerables. Otros, los más tímidos o difíciles de contentar, por el contrario, no lo consiguen aunque lo intenten.
En cualquier caso, el estado de enamoramiento altera su estado vital. Todo pasa a un segundo plano: los padres, los hermanos, los amigos y, no digamos, el estudio. El elegido o elegida queda investido de un halo de perfección por el que se suspira, y se producen unos cambios físicos palpables: falta de sueño, ensimismamiento, trastornos alimentarios por exceso o por defecto y sentimientos de euforia que llevan de la risa al llanto. Esta primera etapa de ánimo exaltado tiende a durar poco y pueden ocurrir dos cosas: o que se termine –el final del verano es propicio para los súbitos finales– o que se consolide y se transforme en un amor más firme y sereno.

El necesario apoyo de la familia

Para enfrentarse a todos esos cambios y la turbulencia de sentimientos, el adolescente necesita el apoyo de la familia y de su entorno. Para muchos padres, hablar con sus hijos de estos temas no es fácil. Temen que entablar una conversación sobre las relaciones amorosas signifique una invitación a la promiscuidad o sirva para transmitir “malas” ideas al hijo, cuando en realidad lo que sucede es exactamente lo contrario.
Desde la más temprana infancia no solo se debe responder a todas las preguntas del niño –algunos nunca preguntan nada–, sino además introducir nosotros el tema, abordándolo en sus distintos aspectos. Lo que no conviene es tener una única conversación en la que se cuente “todo” y en la que se le advierta de los peligros. Hay que aprovechar situaciones cotidianas para comentar, al hilo de algo concreto, noticias, sucesos familiares...Escuchar sus opiniones y estimular tanto su razonamiento como su capacidad crítica.
Cuando son mayores, a ellos les costará hablar de sus sentimientos y deseos, de los que a menudo se avergüenzan. Además, en ocasiones no conciben que sus padres puedan ser interlocutores válidos en estos temas. El egocentrismo propio de la edad les hará creer que han sido ellos los primeros en descubrir el amor, a la vez que verán a sus progenitores, no como a un hombre y una mujer, sino tan solo como a sus padres.

Temas de conversación

La conversación con los hijos es un elemento básico, y los temas a bordar diversos:
· Cambios en su cuerpo y en el de los demás. Es un tema fácil de abordar. Aunque en los centros escolares suelen tratarlo, no debemos dejar en manos de los docentes toda la información. Es nuestro deber y derecho, como padres, comentar estos cambios de su persona.
· Emociones nuevas que van a experimentar. No hay que temer hablar de ellas directamente. Los adolescentes se sienten confusos cuando se enamoran debido, entre otras cosas, a la educación tan vacía de sentimientos que impera hoy día. Se preguntan: ¿es esto realmente amor? ¿Será solo atracción sexual? ¿Se parece a lo que veo en casa, a la relación de mis padres? Son muchos los padres que no tienen una relación afectuosa o que la ocultan delante de sus hijos como algo vergonzoso. Los hogares en los que no se siente el afecto, en los que el cariño no se manifiesta de forma física, en forma de besos, abrazos, caricias, son fríos y pésimos modelos para una educación en la afectividad. Las relaciones entre las personas deben tener emoción y ternura, y su expresión física no debe estar desvinculada de estas emociones.
· Aprender a escucharlos. Hay que permitirles expresarse y, lo más difícil, evitar caer en el sermón y el consejo antes de que terminen de hablar. No debemos condenar de antemano. Es mejor hacer preguntas indirectas sobre lo que sienten y les preocupa, para poder ayudarlos a razonar y a tomar decisiones.
· Su información es insuficiente. Aunque las relaciones amorosas suelen ser el tema sobre el que versan todas sus conversaciones y sobre el que todos creen saberlo todo, la información que manejan es insuficiente y plagada de errores, a pesar de lo cual será frecuente que corten a sus padres cuando éstos traten de hablar al respecto.
· Enseñarles a controlar sus impulsos. Hay que mostrarles la necesidad de decir no cuando piensan que no y enseñarles a no dejarse arrastrar por las presiones de los demás. Deben saber valorar cuáles son las consecuencias de sus acciones.
· Hay que estar cerca cuando el periodo de exaltación llega a su fin. A veces acaba sin estridencias, pero en la mayoría de los casos no hay acuerdo en el momento de poner el punto final y aparece el sufrimiento que en algunos adolescentes llega a ser muy alto. Su escasa experiencia en la forma de resolver problemas afectivos puede llevarles a tomar decisiones y medidas desproporcionadas (depresiones, bajones en la autoestima...).
Para concluir, hay que inculcar a nuestros hijos que nadie debe obligar nunca a otra persona a hacer nada que no quiera hacer. Que conocerse y experimentar el amor debe ir ligado a unos sentimientos más profundos que los del mero desahogo. Hay que tener siempre presente que las primeras experiencias amorosas son fundamentales, porque se reflejan en nuestra posterior trayectoria personal.


Alcoholismo

                                                 El Alcoholismo . 

¿Que es ?

El alcoholismo (o dependencia alcohólica) es uno de los principales motivos de consulta de salud mental, y se caracteriza por un consumo excesivo de alcohol durante un tiempo prolongado, que supone dependencia del mismo.
Se considera un grave perjuicio para la salud, que aumenta el riesgo de muerte como consecuencia de enfermedades en el hígado, cáncer, depresión, accidentes, etc.
Sin embargo, muchos alcohólicos no reconocen su problema y, por tanto, nunca buscan ayuda para resolverlo, mientras que en otros casos la verdadera razón por la que solicitan asistencia (el abuso del alcohol) aparece enmascarada por los efectos del alcoholismo sobre el estado físico y psicológico del paciente, que a esas alturas de la adicción ya resultan evidentes.
El tratamiento del alcoholismo requiere de una intervención multidisciplinar de diversos profesionales que atiendan los aspectos físicos y psíquicos de la dependencia, así como las diversas patologías asociadas.
Consecuencias del alcoholismo : 
Podemos clasificar las consecuencias del alcoholismo por sus efectos:
  • Físicos: cáncer, enfermedades en el hígado, cefaleas,diabetes, gastritis, problemas cardiovasculares,insomnio, pancreatitis, apoplejía (es decir, un infarto o una hemorragia cerebral), deficiencias nutricionales, degeneración cerebral, disfunción eréctil...
  • Psicológicos: depresión, ansiedad, ira, celotipia (imposibilidad de controlar los celos), epilepsia, psicosis,síndrome de Korsakoff, demencia alcohólica...
  • Sociales: desestructuración familiar, problemas laborales, problemas económicos, accidentes, maltrato…etc.
Sintomas y Diagnostico:
El alcoholismo es una dependencia o adicción física a una sustancia, en este caso el alcohol, y para determinar que una persona es alcohólica debe presentar alguno de los siguientes síntomas de forma continuada durante un tiempo:
  • Deseo intenso de beber alcohol.
  • Falta de control sobre el consumo de alcohol, referido tanto a la necesidad de empezar a beber, como a la incapacidad para suspender o reducir este consumo.
  • Bebe cuando está solo, y trata de ocultar su conducta a las personas de su entorno.
  • Síndrome de abstinencia cuando no se consume, que se caracteriza por un malestar físico intenso que el paciente intenta aliviar bebiendo.
  • Tolerancia. Esto implica que el individuo necesita consumir mayor cantidad de alcohol para lograr los mismos efectos.
  • Lapsus o lagunas en la memoria.
  • Interferencia en la vida cotidiana: por ejemplo aparece un abandono progresivo de otras fuentes de placer, se descuida el aspecto personal, disminuye el rendimiento laboral o académico, o se emplea mucho tiempo para conseguir alcohol o recuperarse de sus efectos.
  • El consumo de alcohol persiste con independencia de sus consecuencias físicas (como el daño hepático o la desnutrición), psicológicas (depresión, ansiedad), del deterioro cognitivo, o de las repercusiones que tenga sobre la actividad laboral, las relaciones familiares y sociales, etcétera.
Diagnostico :
Las primeras manifestaciones del alcoholismo son las respuestas físicas que aparecen durante la abstinencia (temblores, sudoración, dolor de cabeza, náuseas, ansiedad o aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión sanguínea). Estos síntomas se acompañan por un fuerte deseo de consumir más alcohol. Sin embargo, no es frecuente que un alcohólico reconozca en un primer momento que tiene un problema con el alcohol. Este hecho dificulta enormemente el diagnóstico médico, mientras que el alcohólico continúa bebiendo y desarrollando una mayor tolerancia al alcohol.
La evaluación psicológica será fundamental, junto al diagnóstico médico de los síntomas mencionados, para valorar el grado y el patrón de consumo de alcohol del paciente (uso, abuso, dependencia). El médico interrogará al paciente, o a un familiar en caso de que el afectado no quiera o no pueda responder a las preguntas, sobre sus hábitos en relación al consumo de alcohol. También se realiza un examen físico, y pruebas para detectar los problemas físicos o patologías que haya podido desarrollar a consecuencia del abuso de alcohol.
Tratamiento : 
Debido a que el alcoholismo es una enfermedad multicausal, su tratamiento debe seguir un enfoque multidisciplinar en el que se integre el trabajo de varios profesionales especializados en la adicción al alcohol. Los tratamientos actuales no inciden sobre la dependencia, sino sobre el consumo y la decisión de consumir.
Hay varias fases en el tratamiento y la primera estriba en el reconocimiento de la adicción por parte del paciente. Cuando este deja de beber manifiesta el síndrome de abstinencia, que debe ser tratado adecuadamente y que, dependiendo del grado de dependencia, puede hacer necesario el ingreso hospitalario del paciente. Esta fase se conoce como desintoxicación. En la última etapa del tratamiento, la deshabituación, el objetivo es que el paciente permanezca abstemio durante el resto de su vida. Todo el proceso terapéutico se basa en intervenciones psicoterapéuticas, psicofarmacológicas y psicosociales, que incluyen: terapia individual y/o de grupo, programa de prevención de recaídas, farmacoterapia, psicoterapia familiar o de pareja, coordinación con grupos de autoayuda, seguimiento desde atención primaria, atención especializada, servicios sociales, y unidades de internamiento generales, y específicas para la dependencia (UDA).
Los tratamientos conductuales se basan en que la dependencia alcohólica es una conducta adquirida, consecuencia directa de una serie de factores que motivaron el inicio del consumo de alcohol, que en muchos casos también están relacionados con la permanencia del hábito. Por tanto, su objetivo es modificar esta conducta actuando sobre el individuo, con la colaboración de familiares y amigos. La influencia de las redes sociales de apoyo del paciente tendrá un papel crucial en la rehabilitación del alcoholismo.
Prevencion del Alcoholismo:
La prevención del alcoholismo debe iniciarse en la adolescencia o incluso antes. La recomendación es no beber nada de alcohol antes de la edad adulta. Para fomentar la abstención alcohólica es fundamental la actitud de la familia del menor; así, hay padres que no quieren que sus hijos beban pero consumen bebidas alcohólicas con frecuencia en presencia de sus hijos, o hacen comentarios sobre “cuánto bebían de jóvenes”. Esta conducta pro-alcohol puede hacer que el joven considere que el consumo de alcohol es algo normal y deseable en algunas ocasiones (por ejemplo cuando se está con amigos).
En segundo lugar, es preciso informar al adolescente. Afortunadamente cada vez son más los jóvenes que conocen los efectos del alcohol y las graves consecuencias que puede tener sobre su salud y su calidad de vida, pero si no se acompaña de medidas efectivas de prevención, la información no es suficiente. Por eso, un tercer pilar fundamental para evitar la adicción, será dotar al adolescente de las estrategias necesarias para eliminar los factores de riesgo que le pueden inducir a consumir alcohol, como mejorar su autoestima y sus habilidades sociales. En este sentido, será fundamental también ayudar al joven a soportar la presión del grupo y mostrarle formas alternativas de diversión. En esta línea, la FAD (Prevención de Ayuda Contra la Drogadicción) ha desarrollado un programa de prevención del alcoholismo desde el ámbito familiar. Sus objetivos son desarrollar una visión adecuada del uso y abuso del alcohol, y proporcionar estrategias de intervención que ayuden a los padres a prevenir el consumo de alcohol en el ámbito familiar.



sábado, 11 de octubre de 2014

Sindrome de Down .


¿De que se trata? 

El síndrome de Down es una anomalía genética que se produce a consecuencia de un fallo en el momento de la concepción. El número normal de cromosomas en el ser humano es de 46, distribuidos en 23 parejas, siendo la última los cromosomas sexuales X e Y. Estos cromosomas constituyen la información genética del ser humano. El óvulo fecundado recibe un cromosoma de la madre y un cromosoma del padre para conformar cada una de las 23 parejas de cromosomas pero, a veces, ocurre una anomalía que consiste en la aparición de un cromosoma extra en el par número 21, lo que se conoce como trisomía del cromosoma 21.
La trisomía del cromosoma 21 es la anomalía cromosómica más frecuente: afecta a 1 de cada 700 niños nacidos vivos en todas las razas, sin distinción de ambiente geográfico ni de clase social. La trisomía 21 produce el síndrome de Down o mongolismo, descrito por el doctor John Langdon Down en 1866. En el 95% de los pacientes con este síndrome hay una trisomía del cromosoma 21 (que significa que hay tres cromosomas nº 21, cuando lo normal es que sean solo dos), y el 5% restante presenta una translocación cromosómica (un cambio de fragmentos de genes entre distintos cromosomas).
Esta alteración genética provoca que el bebé afectado nazca con un grado variable de discapacidad mental, unos rasgos físicos característicos y algunas patologías asociadas que veremos a continuación.
Caracteristicas del Sindrome de Down : 
  • Hipotonía muscular marcada (falta de fuerza en los músculos).
  • Retraso mental.
  • Fisonomía característica con pliegues epicánticos y abertura palpebral sesgada hacia arriba y afuera (pliegue de piel en el ángulo interno del ojo) y raíz nasal deprimida.
  • Hipoplasia maxilar y del paladar que determina la protrusión de la lengua (el hueso maxilar de la cara está poco formado y la boca es pequeña, de modo que la lengua no cabe en ella y sale hacia afuera).
  • Anomalías internas, principalmente del corazón y del sistema digestivo: defectos del tabique ventricular, conducto arterioso permeable, atresia o estenosis duodenal (estrechez o falta de desarrollo de una parte del intestino).
  • Dedos cortos con hipoplasia de la falange media del quinto dedo (falta de desarrollo de la falange media del meñique).
  • Dermatoglifos característicos con el surco simiesco en la palma (huella dactilar alterada con un pliegue en la palma de la mano de forma transversal, similar al del mono).
Algunos signos son muy frecuentes o típicos, como la hipotonía muscular, los dermatoglifos y, en el caso de los ojos de color claro (azul-verde), las manchas de Brushfield, unas manchas blancas pequeñas situadas de forma concéntrica en el tercio más interno del iris (no se observan en ojos oscuros).
El retraso mental es el signo más característico en el síndrome de Down. Habitualmente los adultos tienen un coeficiente intelectual (CI) de 25 a 50, pero se considera que el nivel que son capaces de alcanzar puede variar dependiendo de los estímulos que el paciente reciba de sus familiares y de su entorno. El CI varia durante la infancia, llega a su nivel máximo en relación con el normal entre los 3 y los 4 años, y luego declina de forma más o menos uniforme.
Desde el punto de vista psicológico los pacientes con este síndrome son alegres, obedientes, pueden tener sentido musical y no tienden a la violencia. Es característica la marcada hipersexualidad de los pacientes.
Desde el punto de vista bioquímico los pacientes tienen un elevado nivel de purinas en sangre.
La fertilidad es totalmente diferente en los dos sexos: los varones con síndrome de Down son estériles, mientras que las mujeres son fértiles. Si una paciente con síndrome de Down tiene hijos, las probabilidades de transmitir el trastorno a su descendencia son del 50%, es decir, alrededor del 50% de sus hijos serán normales, mientras que el otro 50% padecerá síndrome de Down debido a la transmisión de un cromosoma 21 excedente.
Factores de Riesgo : 
La relación entre la edad materna y el riesgo de dar a luz un niño con síndrome de Down está firmemente establecida: el riesgo aumenta a partir de los 32 años, siendo la edad de mayor riesgo a partir de los 45 años.
Esta relación entre la edad materna y la trisomía sugiere que el origen de esta anomalía está en la meiosis materna, que explicaremos a continuación. La trisomía 21 se origina de manera preferente en una no disyunción en la meiosis de la madre: la fecundación se produce por la unión de un espermatozoide paterno y un ovocito materno. Para que la célula resultante de esa unión, que dará lugar al futuro embrión, tenga 46 cromosomas, tanto el espermatozoide como el ovocito deben tener 23 cromosomas (23 + 23 = 46), es decir, tienen que haber disminuido su información genética a la mitad, y esto se hace por medio de un proceso llamado meiosis.
La frecuencia de no disyunción aumenta correlativamente con la edad materna; en la mujer todos los ovocitos están formados en el momento del nacimiento y algunos de ellos se van activando en los ciclos menstruales sucesivos hasta la menopausia. En cambio, la producción de espermatozoides es continua durante la vida adulta del varón, lo que no significa que esté libre de que ocurra no disyunción en sus espermatozoides. Si bien la mayor parte de las trisomías 21 suceden por una no disyunción materna, una minoría de ellas, el 20%, sucede por una no disyunción paterna.
La no disyunción es un fenómeno esporádico, de manera que si una mujer ha tenido un hijo con síndrome de Down por trisomía, el riesgo de que tenga otro se relaciona solamente con su edad. En cambio, si una mujer ha tenido un niño enfermo debido a una translocación, es probable que uno de los dos padres sea portador de una translocación y el riesgo de recurrencia (el riesgo de que vuelva a ocurrir) es mucho mayor.
Diagnostico Prenatal del Sindrome de Down : 
Se utilizan distintos marcadores bioquímicos para diagnosticar cromosomopatías en embarazadas. Los más importantes son los denominados marcadores bioquímicos del segundo trimestre.
La alfafetoproteína (AFP) es una proteína que se sintetiza por parte del feto, pasa al líquido amniótico y después a la sangre de la madre. La prueba se hace entre la semana 15 y la 17, pero casi siempre se hace en la semana 16. Cuando el feto tiene un síndrome de Down, los niveles de AFP en la sangre materna son muy bajos.
Otro marcador es la gonadotropina coriónica (hCG). Una gran proporción de fetos con anomalías cromosómicas son abortados; en el caso de síndrome de Down solo llegan a término uno de cada ocho. Cuando estos embarazos continúan es gracias a la hiperfunción placentaria con una mayor producción de hCG, lo que explica que las embarazadas con fetos portadores de síndrome de Down tengan niveles muy altos de hCG. Al igual que en el caso de la AFP, se recomienda hacer la prueba entre la semana 14 y la 17, momento en el que los valores de las embarazadas de un feto con síndrome de Down superan los niveles normales.
La hCG como marcador de cromosomopatías debe utilizarse junto con la edad materna y la AFP. Utilizando correctamente el cribado se llega a diagnosticar el 60% de las embarazadas portadoras de un feto con síndrome de Down.
En los últimos años se están utilizando también marcadores del primer cuatrimestre como la fracción libre β de la hCG y una proteína asociada al plasma de la gestante llamada PAPP-A, determinadas en la semana 12.
El diagnóstico se completa con los marcadores ecográficos. Estas pruebas se realizan en torno a la semana 12. El que más valor tiene es la ecotransparencia o sonoluscencia nucal, también llamada translucidez o edema nucal, que hace referencia al espacio que hay en la región de la nuca del feto entre la piel y la grasa. La medición se hace mediante ecografía. Cuando el grosor es igual o superior a 3 mm aumenta el riesgo de que el feto tenga un síndrome de Down.
Complicaciones de esta enfermedad : 
Las personas con síndrome de Down presentan una serie de problemas de salud asociados a este trastorno, aunque la mayoría de estas afecciones pueden tratarse y esto ha elevado su esperanza de vida que actualmente es de unos 60 años. Algunos, no obstante, no presentan ninguna otra enfermedad asociada al síndrome, mientras que otros padecen varias a la vez. También la gravedad de las afecciones varía mucho de unas personas a otras.
Entre las enfermedades que les afectan con mayor frecuencia destacan:
  • Infecciones: los niños con este síndrome son más susceptibles de contraer infecciones como catarros, otitis,bronquitis y neumonía.
  • Defectos de visión: un alto porcentaje de estos niños (más del 60%) padecen problemas de visión como miopía, hipermetropía, cataratas o esotropía (visión cruzada).
  • Audición deficiente, que puede ser debida a la presencia de líquido en el oído medio, a defectos en el oído medio o interno, o a ambos motivos.
  • Malformaciones intestinales: muchos bebés nacen con estos defectos, que deben ser corregidos mediante cirugía.
  • Trastornos de tiroides, como hipotiroidismo congénito.
  • Defectos cardiacos: alrededor de la mitad de los niños con síndrome de Down nacen con defectos cardíacos, algunos leves que pueden tratarse con fármacos, y otros que precisan intervención quirúrgica. Por este motivo, todos los bebés que nazcan con este síndrome deben ser evaluados por un cardiólogo pediatra y someterse a un ecocardiograma (examen del corazón por ultrasonidos) durante los dos primeros meses de vida, con el objetivo de detectar y tratar adecuadamente cualquier posible problema cardíaco.
  • Enfermedad de Alzheimer: las personas con síndrome de Down tienen más posibilidades que el resto de la población de desarrollar la enfermedad de Alzheimer (que se caracteriza por un progresivo deterioro de la memoria, desorientación, y cambios en el carácter y la personalidad, entre otros problemas) y, además, de que esto ocurra precozmente. Se estima que la cuarta parte de los adultos con síndrome de Down mayores de 35 años presentan síntomas de alzhéimer.
  • Leucemia: este tipo de cáncer también afecta con mayor frecuencia a los niños con síndrome de Down.
Tratamiento y Pronostico : 
No existe tratamiento para el síndrome de Down, salvo los programas de integración y de educación especial dirigidos al desarrollo de las capacidades intelectuales del niño.
La supervivencia de los pacientes con síndrome de Down depende de la gravedad de las malformaciones viscerales: estas malformaciones determinan el fallecimiento de muchos de ellos en los primeros años de vida, de modo que los pacientes mayores de cinco años tienen ya expectativas de vida razonablemente largas (entre 50 y 60 años).
Los peligros secundarios que amenazan a los niños mayores y a los adultos son el fácil desarrollo de leucemias (el riesgo está aumentado 20 veces respecto a lo normal) y el desarrollo de una enfermedad de Alzheimer muy precoz.

  GRAN VERDAD ! 
 

Sarampión .


  • ¿Que es? 

El sarampión constituye, junto con la rubéola, roséola,eritema infeccioso y varicela, uno de los exantemas o erupciones cutáneas clásicas que se presentan en la infancia.



  • Causas : 

El sarampión es una enfermedad vírica aguda causada por un paramixovirus del género Morbillivirus. Este virus tiene la capacidad de romper la membrana de las células (lisis celular) y provocar la fusión de las mismas, formando células gigantes multinucleadas; como resultado, el virus pasa de una célula a otra. En algunos tipos celulares (por ejemplo, células del cerebro humano) pueden aparecer infecciones persistentes sin presentar lisis celular. Clínicamente se manifiesta por tos, fiebre, exantema, y un característico enantema a nivel de la mucosa oral conocido como “signo de Koplik”.
El virus del sarampión es muy contagioso y se transmite de una persona a otra por inhalación del agente contenido en las gotitas que se expulsan al hablar, toser o estornudar (gotas de Pflügge), o por contacto directo con secreciones nasofaríngeas o artículos contaminados recientemente. La replicación local del virus en las vías respiratorias precede a la diseminación del mismo por el sistema linfático, infectando la conjuntiva, las vías respiratorias, el aparato urinario, pequeños vasos sanguíneos, el sistema linfático y el sistema nervioso central.
Durante el periodo de incubación, el virus provoca un descenso en el número de eosinófilos y linfocitos B y T, y una disminución de su capacidad de respuesta. El exantema del sarampión es producido por la acción de los linfocitos T, que forman parte del sistema inmunitario, cuando estos combaten a las células endoteliales, que revisten el interior de los capilares, y que han sido infectadas por el virus. La mayoría de los pacientes se recupera del exantema y conserva la inmunidad frente al virus durante toda la vida.
El virus también puede producir secuelas en el sistema nervioso central debido a la inmunopatogenia (encefalitis post-infección del sarampión) o desarrollo de mutantes defectuosos (panencefalitis esclerosante subaguda PEES).
Las células inmunitarias (linfocitos T y B) son muy importantes para defender al organismo de la infección por el virus, sin embargo, son las responsables de producir la mayoría de los síntomas de la enfermedad. En los niños que han sido infectados por el virus y que presentan deficiencia de linfocitos T, se puede presentar neumonía, sin presentar exantema. Tras producirse la infección, y a  lo largo de las semanas siguientes, el virus es capaz de reducir la respuesta de las células inmunitarias al infectar los monocitos, linfocitos T y B, y favorecer la síntesis de citocinas (sustancias que reducen la capacidad del organismo de producir una adecuada respuesta inmunitaria).
  • Sintomas : 

Clínicamente se pueden distinguir tres periodos del sarampión en función a sus síntomas: periodo de incubación, invasivo y exantemático.
El primero (periodo de incubación) tiene una duración de 10 a 14 días y es el comprendido entre el momento de la infección y la aparición de fiebre.
El segundo periodo (invasivo) tiene como principal síntoma la presencia de fiebre elevada durante aproximadamente tres a cinco días. Acompañando a la fiebre hay malestar, rinitis, laringitis y conjuntivitis. Al mismo tiempo aparecen las manchas de Koplik (presentes en el 70-90% de los casos), de color blanquecino sobre base eritematosa, localizadas al nivel del segundo molar, y que desaparecen al segundo día del exantema.
Por último, el periodo exantemático se inicia hacia los 14 días del contagio, con la aparición de un exantema maculopapuloso de color rojo violáceo, muy numeroso, que primero se inicia en la cabeza, detrás de las orejas y, posteriormente, se va extendiendo al resto del cuerpo. El exantema dura cuatro-cinco días y comienza a desaparecer en el mismo sentido que surgió, dejando una leve descamación.
  • Diagnostico : 

El diagnóstico se basa en criterios clínicos, epidemiológicos y serológicos. Es importante conocer las inmunizaciones que ha recibido el paciente y si ha tenido contacto previo con personas afectadas por sarampión.
La exploración clínica, en la que se puede observar la presencia de fiebre, catarro, tos, manchas de Koplik y exantema maculopapuloso, es suficiente para realizar el diagnóstico.
El diagnóstico clínico en el laboratorio incluye la detección de anticuerpos IgM específicos contra el sarampión, o un incremento significativo de las concentraciones de anticuerpos entre los sueros obtenidos en la fase aguda y la de convalecencia. El aislamiento del virus en cultivo celular de muestras de sangre, conjuntiva, nasofaringe u orina, obtenidas antes del tercer día de la erupción, es otro método, aunque menos usado.
  • Tratamiento y Vacuna para el Sarampión : 

La finalidad del tratamiento es controlar y mitigar los síntomas del sarampión, como la fiebre y la tos.
En España, existe una vacuna atenuada frente al virus del sarampión, que se administra desde el año 1978. Dicha vacuna es la responsable de una reducción significativa de la incidencia del virus. La vacuna del sarampión, que se administra en dos dosis junto a las vacunas de otras dos enfermedades víricas, la rubéola y las paperas (parotiditis), se conoce como la vacuna triple vírica. Consiste en la introducción de los gérmenes vivos pero atenuados, es decir, no producen la enfermedad, pero permiten al organismo de los niños producir defensas (anticuerpos) frente a estas enfermedades, evitando así que las padezcan en un futuro.
La vacuna está indicada en todos los niños dentro del calendario de vacunación infantil. Otros grupos susceptibles de contraer la enfermedad en los cuales también estaría indicada la vacunación son aquellos adultos que no hayan sido vacunados frente al sarampión en su infancia en las personas que tengan intención de viajar a países endémicos.

Fiebre Amarilla


  • ¿Que es ? 


La fiebre amarilla, también conocida como la enfermedad del vómito negro o plaga americana, es una patología aguda de causa viral transmitida por la picadura de un mosquito hembra infectado, principalmente del géneroAedes o del género Haemagogus, que se alimenta de sangre y se encuentra más comúnmente en regiones del sur de América y África. Se caracteriza principalmente por la fiebre que produce, en ocasiones con hemorragias, y la ictericia, o coloración amarillenta, que aparece en la piel de los afectados.


  • ¿Como se trasmite la fiebre amarilla?


Desde el punto de vista epidemiológico, el agente infeccioso es el “virus de la fiebre amarilla”, un arbovirus (virus transmitidos por artrópodos –animales invertebrados, tales como insectos, arañas y crustáceos–) del género Flavivirus, familia Flaviviridaeel reservorio(ser vivo que aloja el germen de la enfermedad) son los humanos en las zonas urbanas, y los monos y algunos marsupiales en las zonas selváticas; y el vector (es decir el agente que lleva el virus del reservorio a los humanos) son los mosquitos hembra, principalmente, del géneroAedes o del género Haemagogus.
La fiebre amarilla tiene dos ciclos de transmisión diferentes: el selvático y el urbano. En África existe también un ciclo intermedio que combina los otros dos.
  • Fiebre amarilla selvática o de la jungla: se produce cuando el virus se transmite de mono a mono, principalmente infectados por el mosquito Aedes africanus, que habita en el África central. Esta forma también ocurre en Sudamérica, pero por la picadura de mosquitosHaemagogus. Esta forma de transmisión produce casos muy esporádicos en humanos que se adentran en la selva.
  • Fiebre amarilla urbana o ciclo ecológico urbano: se produce cuando el virus es transmitido de persona a persona a través de la picadura del mosquito Aedes aegypti, el cual se ha infectado por lo menos dos semanas antes tras picar a un paciente enfermo en fase de viremia (momento en el que el virus entra en el torrente sanguíneo del afectado y desde ahí al resto del organismo) o multiplicación viral en sangre. Este mosquito abunda en zonas húmedas alrededor de reservorios de aguas estancadas (floreros, estanques…) y sólo pica durante el día. Esta es la forma de transmisión más frecuente en América y da lugar a gran número de casos.
  • Ciclo de transmisión intermedio o de sabana: es aquel que se produce cuando el virus se transmite del mono al hombre y de hombre a hombre por la picadura de mosquitos Aedes simpsoni y Aedes bromeliae. Se presenta en las zonas húmedas de la sabana de África Central y del Oeste durante la temporada de lluvias. Existen otras especies de Aedes que son vectores de la enfermedad en África occidental como Aedes furcifer-taylori y Aedes luteocephalus. Es el tipo de transmisión más frecuente en África y da lugar a pequeños brotes en las aldeas. A veces puede provocar algún brote más grande si un individuo enfermo llega a introducir el virus en una ciudad más extensa. Este tipo de transmisión no se ha observado en América del Sur.

  • Sintomas de la Fiebre Amarilla: 

La fiebre amarilla debe su nombre a dos de los síntomas más frecuentes de la enfermedad: la fiebre y la coloración amarillenta de la piel. Posterior a la picadura del mosquito suele existir un período de incubación de entre tres y seis días hasta que los síntomas se manifiestan.
La infección puede presentarse de dos maneras:
  • La mayoría de los enfermos tienen una fase que dura de tres a cuatro días y puede pasar desapercibida, pues es similar a un síndrome gripal con fiebre, dolores musculares, congestión nasal, dolor de cabeza, sensación de nauseas y vómitos. Suele resolverse de manera espontánea.
  • El otro tipo de manifestación de la fiebre amarilla, mucho más agresiva, lo presenta hasta un 15% de los pacientes. Recibe el nombre de fiebre hemorrágica. Además de fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y dolores musculares, la fiebre hemorrágica se caracteriza por hemorragias internas, vómitos de sangre coagulada y de color negro (hematemesis), fiebre muy alta y daño de órganos vitales como el hígado, causando su inflamación, lo que produce un aumento de la bilirrubina que se deposita en la piel y mucosas, un fenómeno que se conoce como ictericia o coloración amarillenta. Los riñones comienzan a fallar disminuyendo la eliminación de sustancias tóxicas a través de la orina, y finalmente se produce un shock o colapso del sistema circulatorio. Según estimaciones de la OMS el 50% de los pacientes que llegan a esta fase de la enfermedad fallecen, mientras que el otro 50% logra recuperarse

  • Diagnostico : 

Lo más importante para poder diagnosticar un caso de fiebre amarilla son los datos clínicos aportados por el paciente. Para ello, se le debe interrogar sobre viajes recientes a zonas endémicas de la enfermedad, y conocer si ha recibido la vacuna contra la fiebre amarilla. La vacunación tiene una eficacia preventiva próxima al 100%, por lo que la enfermedad es muy improbable en una persona correctamente vacunada.
En cuanto a las pruebas analíticas, se solicitará una hematología completa, en la cual, en caso de padecer fiebre amarilla, se puede observar una disminución de los glóbulos blancos (leucopenia) y un aumento del hematocrito por deshidratación. Asimismo, en la bioquímica se encontrarán elevadas la creatinina (lo que indica alteraciones en la función renal) y las pruebas de función hepática como las transaminasas y la bilirrubina. Las pruebas que indican cómo está la coagulación de la sangre se encuentran también alteradas, especialmente en los casos en los que se desarrolla un cuadro de fiebre hemorrágica.
Desde el punto de vista inmunológico se realizará la determinación de anticuerpos en sangre contra el virus, y en caso de infección se observará un aumento importante de los mismos, que puede llegar hasta cuatro veces los valores normales en un paciente que no ha recibido la vacuna de la fiebre amarilla.
Desde el punto de vista microbiológico el virus de la fiebre amarilla o bien su información genética (DNA o genoma) se puede detectar en tejidos, sangre o líquidos corporales.

  • Tratamiento : 


En la actualidad no hay fármacos dirigidos contra el virus de la fiebre amarilla. Lo único que se puede hacer es tratar los síntomas con antipiréticos para la fiebre y analgésicos para el dolor –la aspirina está contraindicada por el riesgo de sangrado–, tomar abundantes líquidos y guardar reposo en cama.
Si el paciente desarrolla la fiebre hemorrágica, deberá acudir a un centro hospitalario para la reposición de líquidos por vía endovenosa y someterse a un control estricto de sus signos vitales, así como de las cantidades de orina eliminadas con el fin de vigilar la función renal, y estar alerta a los posibles signos de shock. Hay que tratar las complicaciones hemorrágicas administrando diversos medicamentos que disminuyen el sangrado.
Si existe fallo renal agudo deberá aplicarse un procedimiento llamado diálisis, con el objetivo de limpiar la sangre de sustancias de desecho que si se acumulan en el organismo pueden ser tóxicas.

  • Prevencion :


Las medidas para controlar la propagación del virus de la fiebre amarilla están dirigidas contra el mosquito transmisor, recomendándose el uso de repelentes, siendo aquello que contengan DEET los que han demostrado mayor eficacia.
También se recomienda el uso de mosquiteras y telas metálicas en puertas y ventanas de las viviendas de zonas endémicas. Así como utilizar camisas de manga larga, pantalones largos y usar repelentes sobre la ropa que contengan permetrina.
  1. vacuna para la fiebre amarilla

La vacuna contra la fiebre amarilla existe desde el año 1937, desde entonces se han administrado más de 200 millones de dosis en el mundo. La vacuna tarda unos 7-10 días en hacer efecto y su eficacia es del 99%. Debe administrase a las personas que viven o viajan a las regiones de América y África donde se encuentra la enfermedad. Conviene recordar que no hay fiebre amarilla en Asia. Al aplicarse, el paciente queda protegido contra la enfermedad durante 10 años, momento en el cual la inmunidad contra el virus se debilita requiriendo una nueva dosis si se va a viajar a zonas de riesgo.
Hay que tener en cuenta que existen algunas contraindicaciones para la aplicación de esta vacuna. No puede aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla en los siguientes casos:
  • Si la persona padece algún trastorno que comprometa la función del sistema inmune, como el cáncer, o recibe tratamiento con esteroides o con otros inmunosupresores. Esta contraindicación se debe a que la vacuna se hace con virus vivos, aunque muy atenuados, pero que, en caso de debilidad del sistema inmune, pueden llegar a despertarse ocasionando cuadros graves equivalentes a una fiebre amarilla. Afortunadamente estos cuadros graves secundarios a la vacuna son muy excepcionales.
  • Si la persona padece enfermedades del timo, que es un órgano del sistema inmune que se encuentra en el cuello. En caso de disfunción del timo, la vacuna puede ocasionar cuadros graves como en los pacientes inmunodeprimidos.
  • Si la persona padece infección por el VIH y tiene muy deteriorado el sistema inmune. Los pacientes VIH con una buena situación clínica y con un número alto de defensas, lo que se conoce como linfocitos CD4+, pueden vacunarse con seguridad.
  • Si se tiene alergia grave al huevo, pues la vacuna lleva algún componente relacionado con el huevo aunque en una cantidad muy pequeña.
  • Si se encuentra embarazada o si se está en periodo de lactancia pues en ambos casos el virus puede pasar al bebé y producir complicaciones.
  • Si el paciente es mayor de 60 años o si se trata de un bebé menor de nueve meses. Esta contraindicación se debe a que, aunque las complicaciones de la vacuna son muy infrecuentes, estas se han producido en su mayoría en bebés o en adultos mayores. Esto se debe probablemente a que estas dos grupos poblacionales pueden tener la función del sistema inmune comprometida, por lo que el virus de la vacuna, aunque muy atenuado, les puede llegar a afectar.